Reconciliación con tu niño interior

RECONCILIACIÓN CON TU NIÑO INTERIOR

Nota.- Para este ejercicio debes permanecer con los ojos cerrados, y abrirlos solo para leer la secuencia o párrafo que corresponda en cada momento.

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EJERCICIO

“”Ponte sentado en una silla en una postura cómoda y con la espalda recta. Pies firmes sobre el suelo. Manos sobre las piernas. Ojos cerrados. Y durante unos minutos haz despacio unas cuantas respiraciones profundas.

“”Recorre despacio con tu mente tu cuerpo de arriba abajo y luego de abajo arriba, relajando y aflojando cualquier tensión o músculo que no sea necesario para lo que estás haciendo. Tómate tu tiempo.

 “”Trae ahora a tu mente la casa paterna, la casa donde se desarrolló tu infancia. Mírala desde fuera de la fachada. Recuerda los detalles.

 «”Llama a la puerta de tu casa. Lo hiciste muchas veces durante tu niñez.

 “”Te abre la puerta un/a niño/a de unos 8 o 10 años. Ese/a niño/a eres tú. Él/ella no te reconoce, así que date a conocer y dile quién eres y que vienes a pasar con él un rato y a recordar con cariño escenas entrañables. Esmérate en esta primera conversación con tu niño interior.

 “”Dale la mano y deja que te lleve por toda la casa. Verás allí seguramente a tus padres, a tus hermanos/as, quizás abuelos/as. Ellos no te ven. Y algunos quizá ya no viven. Pero tú tienes ante ti la escena familiar de todos en casa, tantas veces vivida.

 “”Detente un momento ante cada uno de ellos y envíales una oleada de amor desde lo más profundo de tu corazón. Dales las gracias. No tengas prisa. Tómate el tiempo que necesites. Háblales según te nazca.

 “”Es posible que ahora o en cualquier otro momento sientas alguna emoción (ternura, nostalgia, cercanía, amor…). Es normal. Deja que las emociones lleguen y no las reprimas. Y si hay lágrimas no importa.

 “”De la mano de tu guía, ve ahora a tu antiguo cuarto (su cuarto). Observa y recuerda todos los detalles.

 “”Recuerda los muebles y las cosas que allí había: tus libros, tus juguetes, tu ropa, todo.

 “”Recuerda las horas que pasaste en él. Tómate tu tiempo.

 “”Toma en brazos ahora a ese/a niño/a y abrázalo/a con infinito cariño. Pregúntale si es feliz. Si se siente solo/a. Si hay algo que le hace sufrir. Mantén con él/ella una conversación con las cosas que se te ocurran.

 “”Dirígete ahora a la puerta de la calle para salir de tu casa. Dile a ese/a niño/a (que eres tú), que volverás de vez en cuando a pasar un ratito con él/ella.

 “”Abrázalo/a más fuertemente, dale un beso de infinito cariño, y sal por la puerta hacia la calle.

 “”Haz unas cuantas respiraciones profundas, cuenta despacio hasta 3, y sal del estado profundo de conciencia que tenías.

Has establecido una corriente de comunicación entre el adulto que hoy eres y el niño, no que fuiste, sino que también eres todavía. Frecuéntala con este ejercicio o con otros que tú te inventes similares a él.. Los efectos positivos pronto se harán presentes en tu vida.

Y basta por hoy. La semana próxima seguiremos desbrozando este camino hacia el interior, hacia lo que verdaderamente somos.

 

Namasté.

 

Un abrazo

José Luis Wagener

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